Sonia Bejarano

Sonia Bejarano
Sonia in King Canyons - Australia 09

domingo, 17 de enero de 2010

Maravillas de Australia: THE OUTBACK

Hace poco escuché a un compositor contar que él, al igual que otros escritores no escribía, por ejemplo del mar cuando estaba frente a éste sino que lo hacía cuando sentía la necesidad de rememorarlo, cuando ya no lo tenía al alcance de la mano.

Yo siento la necesidad de hablar o escribir de Australia, qué país.. Australia. Debería empezar con una pequeña controversia acerca de su denominación. ¿Debería hablar de Australia como país o como continente? Mi postura es hablar del continente de Oceanía y de Australia como país aunque muchos hablan del continente Australiano.

Sin lugar a dudas mi lugar favorito fue el desierto, nada más bajar del avión supe que era mi sitio, calor, ambiente seco y terreno rojizo. La primera parada y de la que quiero hablar: el Parque Nacional Uluru-Kata Tjuta donde puede visitarse el emblemático Uluru (cuyo nombre aborigen prefiero al occidental, Ayers Rock puesto en 1873 por el primer occidental que pisó su cima, William Gosse, quien le dio el nombre del entonces primer ministro de Australia meridional). Este monolito de arenisca (348 m de alto y 2,5 km bajo tierra) es lugar sagrado para los aborígenes y patrimonio de la humanidad desde 1987. Tanto Uluru como Kata Tjuta (del que tengo intención de hablar en otra ocasión) tienen un gran significado cultural para los aborígenes o Anangu quienes permiten visitas guiadas para informar a los turistas de la fauna, flora y leyendas aborígenes.


Kata-Tjuta o Valle de los Vientos.




Para los aborígenes está prohibido alcanzar la cima de este monolito, es lugar sagrado. Tampoco es posible fotografiar algunas de las zonas (puedes hacerlo bajo riesgo de pagar una multa de 50.000 $ australianos y perder tu cámara o carrete). Algunos dicen que es un lugar mágico, que transmite energía, no sabría explicarlo, sólo se que ese día no pudimos subir a la cima (cosa que por motivos éticos y de respeto a la cultura aborigen agradecí) y en su lugar corrí incansable algo más de 20 km en series alrededor de la majestuosa formación. Fue una mañana mágica con sentimientos muy especiales que difícilmente podría describir, materializar un sueño, sentirme realmente libre, insignificante y al mismo tiempo importante o especial…


Parte del show programado por los turistas es admirar la gama de colores de la superficie del monolito que cambia en función de la inclinación de los rayos solares. Esta transición de color es paulatina en función del movimiento gradual del sol por el cielo, demasiado lento para ser notado a simple vista pero cada extremo de color puede quedar perfectamente registrado con una cámara.







En las primeras horas de la mañana Uluru aparece de un color oxidado. En la medida en la que el sol alcanza su cenit, el monolito es inundado con una luz tan directa y brillante que todas sus grietas son iluminadas haciéndolo parecer pálido, plano y en dos dimensiones. Cuando hay nubes la superficie se torna rica en marrón. Tras la lluvia se torna de un color plomizo (eso no he llegado a verlo pero es lo que cuentan, con unos terrones de color verde..). Por las tardes se observa el cambio más espectacular, cuando el sol se esconde, Uluru se transforma en una especie de brasa, parece ser una roca incandescente. Vista desde abajo el monolito asume también diferentes formas conforme ocurren estos cambios de colores.




Un lugar mágico como decía, una inmensa formación rocosa que parece surgir del medio de la nada.

domingo, 10 de enero de 2010

Quiero ser un oso..


..y poder hibernar durante todo el invierno
y despertarme y salir de mi guarida cuando al estómago se le antojase,
y solo tener buen tiempo, 20ºC y un sol radiante sobre mi cabeza.
Quiero ser un oso
meterme entre mis sábanas y dormirme y no despertarme hasta primavera.
Si pudiera ser un oso..


Otra vez con dolor de garganta, poquita fiebre pero mal cuerpo. No soporto más el frío.

viernes, 8 de enero de 2010

.. y aún no consigo decidirme…

Todo empieza cuando decidí ponerme una de esas estúpidas propuestas de año nuevo, no sé porqué decidí hacerlo después de haber sobrevivido sin ellas 28 años.. El caso es que mi propuesta durante este año (o al menos durante los días en que me acordara) era algo que a priori se antojaba tan sencillo como.. “DECIR LO QUE PIENSO”. Pues bien, tras varias meteduras de pata llegué a la conclusión en las primeras horas del día tercero que me había equivocado al elegir el propósito.. debí haber hilado más fino y haber escogido un.. “SABER DECIR LO QUE PIENSO”.

Heme ahí, a las 5 am del tercer día volviendo a casa sin más compañía que el resonar de los bajos tacones de mis botas contra las aceras mientras intentaba llegar a una conclusión. No sentía absolutamente nada salvo la tranquilidad de haber hecho (o dicho en este caso) lo que quería y la pesadumbre de saber que me había equivocado. Quiero decir, que el choque entre las fuerzas provenientes de la euforia de cuando haces las cosas que quieres y la aprensión o vergüenza de cuando te equivocas se anularon y quedó todo reducido a un equilibrio difícil de explicar.



Como decía, aún a día de hoy no consigo llegar a una conclusión básicamente porque la misma depende de mi estado de ánimo y de la interpretación que le quiera dar. Extrapolando la situación, reflexiono acerca de esto de la interpretación de los hechos; aquellos que me aprecian excusarán mis fallos mientras que mis detractores me lapidarán con ellos, mis amigas sacarán mis trapos sucios con risas de por medio si acaso eso consigue quitarle importancia al asunto. Siento vergüenza cuando no me río de mis pequeñas meteduras de pata (suelo llevar la risa como escudo) y siento vergüenza también cuando no admito mis errores pero ante todo no me arrepiento de los mismos si no hago daño a terceras personas por supuesto, no por orgullo sino porque quiero pensar que son experiencias personales que me enseñarán a actuar de mejor forma en ocasiones futuras siempre y cuando admita que realmente en esa ocasión me equivoqué o no lo hice todo lo bien que debí.

sábado, 2 de enero de 2010

Por Eduardo “Indio” Kintas.

Hace unos días un amigo al que tengo gran aprecio, y el cual me ha quedado patente que es mutuo, dejó algo por decir, no es que no quisiera decirlo, al contrario quería manifestar lo que bajo petición expresa plasmaré en seguida , pero en la única oportunidad que tubo para hacerlo cedió su palabra porque lo creyó más oportuno (esto pasa poco hoy, ceder la palabra). Él, que sólo despega los labios cuando tiene algo que decir, cuando hay algo que merece la pena aportar y que uno de sus lemas favoritos es; si lo que vas a decir no es más bonito que el silencio no lo digas.

Ahí va:

Tus amigos, quienes tenemos el gusto y el privilegio de conocerte incluso antes de gozar de tu amistad cuando aún éramos más jóvenes, nunca olvidaremos cuando brillabas por tu pureza. Desde entonces, nunca cesaste de brindarnos alegrias.
Como atleta tus logros conseguidos, no únicamente a base de talento, sino de esfuerzo y sacrificio hablan por sí mismos; y para cualquier persona ajena, decir que la Srta Dª Sonia Bejarano, recorre la distancia hasta el cielo antes que nuestro suspiro, y eso que hasta el mismo aún nos queda una eternidad para llegar.
Con inmenso cariño, tu amigo Eduardo Quintas Monroy.

Un abrazo tan inmenso como vos.