Sonia Bejarano

Sonia Bejarano
Sonia in King Canyons - Australia 09

miércoles, 12 de octubre de 2011

¿El huevo o la gallina?

La radio, acompañante de tareas cotidianas, sonaba de fondo sin que prestara mucha atención. Creo que hablaban sobre un nuevo libro que sacaban al mercado pero no me parecía que fuera dirigido a mí. Sin querer, una parte de la conversación llamó mi atención. Hablaban de la protagonista del libro, una niña que bajo su punto de vista acusaba cierta falta de atención por parte de sus mayores. Por azar, terminó siendo la heroína protagonista de un hecho a partir del cual empezó a notar que se la consideraba de otra manera. No me enteré de lo que pasó y tampoco me interesa mucho pero si me gustaría saber si realmente los otros la miraban de diferente forma o si por el contrario, la niña carente de cierta autoestima en un principio, al ser partícipe de un hecho que protagonizó con cierta valentía, no se empezó a ver a sí misma con más consideración y por ende, empezara a pensar, sin darse cuenta de la correlación, que otros también lo hacían.


Al margen de esto, se me ocurre pensar en aquellos que en calidad de ser entrenados necesitan un constante aliento del exterior para continuar y se quejan constantemente de no recibirlo. Sin embargo, cuando la energía para entrenar viene de uno mismo, el atleta no necesita el impulso de fuera. Es cierto que debe existir una retroalimentación (o feed-back) que fortalezca la simbiosis entrenador-atleta pero no volquemos toda la responsabilidad en el exterior. Cuando nos encontramos bien y confiados no solemos necesitar refuerzos externos.

Me gusta trasmitir energía positiva a la gente de alrededor. No siempre lo consigo. Mis palabras y mensajes serán siempre los mismos hacia la gente que aprecio pero que trasciendan dependerá de las orejas que escuchen. De si esa persona está preparada para escuchar y para abrirse o si por el contrario permanece ensimismada en su fatalidad y sus carencias. A mí me pasa que cuando estoy de buen humor no hago más que escuchar por diferentes medios mensajes alentadores, se me ocurren ideas, me siento más sociable y servicial, soy consciente de aquello bueno que tengo y, cosas del azar, sólo ponen buena música en la radio ;). Con esto mi reflexión es la de si no será necesario y prioritario cambiar nuestra actitud y visión de nosotros mismos antes de valorar el exterior, por ejemplo; el cómo nos ven los demás o fijarnos en lo que otros no nos dan. Quizás no necesitemos nada porque ya lo traemos de serie, solo hay que encontrarlo y fortalecerlo.

En alguna parte leí un texto que decía: Y de repente esa ciudad hasta entonces hermética y gris me pareció un lugar agradable. Y en las casas, ventanas abiertas, había gente dispuesta a ayudarme pero yo, no necesitaba nada.

miércoles, 6 de julio de 2011

Sueño reparador.

Todos sabemos de la importancia de respetar un número determinado de horas de sueño, en especial aquellos que requerimos esfuerzo físico para desarrollar nuestra profesión. La semana pasada, llevaba algunos días intuyendo que algo no iba bien, que me encontraba cansada de forma continuada y a estas alturas de temporada que mi entrenadora “me levanta la carga y empieza a dejarme correr”, encontrarse con esa apatía no es algo normal. Lamentablemente, voy cargando con un cansancio del que no no soy consciente hasta que desaparece y es entonces cuando examinando pasadas circunstancias logro entender su causa.





En mi caso, el pasado fin de semana, transgrediendo un poco las pautas de guardarse y cuidarse para competiciones importantes próximas, decidí viajar a San Sebastian con unas amigas por motivos personales. Un viaje largo, un poco a deshoras, algún recorte en entrenamiento junto con variación de dieta, no suele ser a priori lo más recomendable e idóneo para los deportistas de AR. Sin embargo, yo he encontrado en este viaje la tranquilidad que había buscado en otros y además, por fin una noche de dormir 7 horas seguidas (creo que la causa principal de mi parsimonia a la hora de ponerme a entrenar era resultado del cansancio debido la dificultad de enlazar horas de sueño profundo quizás debido al calor, ruidos o actividad mental excesiva a la hora de ir a la cama).




Ante fines de semana como este, me doy cuenta de que en algunos viajes intento encontrar un cierto estado de ánimo, intento provocarlos aunque estos simplemente aparecen y se disfrutan, no se fuerzan. En San Sebastian me ha pasado algo parecido, he disfrutado corriendo por su playa (la de la Concha), paseando por sus calles y disfrutando de su gente, simplemente hay veces que un lugar te atrapa sin más y esto se siente nada más poner un pie a tierra (también noto si estoy a gusto cuando duermo a pierna suelta). En esas situaciones me resulta muy fácil entrenar, descansada, te sientes motivada para esforzarte al máximo. Por esta razón, como digo, creo que es realmente importante respetar las horas de sueño si no queremos mermar nuestro rendimiento. Firmemente creo que horas de sueño de calidad (=recuperación, descanso, anabolismo) repercuten en un mejor humor y mejor actitud durante el día y ante problemas que solucionarás más fácilmente. Echando la vista atrás, pongamos en mi época de facultad, no entiendo cómo podía dormir una media de 5h los 2 últimos meses de curso o estar 48 h sin dormir por entregar un proyecto, todo esto sin escaquearme ningún entrenamiento. Ahora que ni mi cuerpo ni mi sentido común me permiten tamañas salvajadas y he bajado el ritmo de vida no he vuelto a lesionarme. Solía pensar que al bajar un poco el pistón y darme tregua se resentiría mi rendimiento sin embargo he experimentado que esto no es así y aunque así fuera no me seguiría mereciendo la pena pues la ganancia en salud de vivir más tranquilo compensa la angustia de aprovechar hasta el último segundo de un minuto.

jueves, 2 de junio de 2011

Va de aves

Hace unos días, corriendo por uno de los pinares de Boadilla, espanté sin querer a una “abubilla” que, al levantar el vuelo me hizo recordar lo bonita que son algunas aves, lo que me gusta el nombre de otras y lo que echo de menos echar una tarde a la busca y captura (avistamientos) con prismáticos y guía en mano aunque hay que tener tiempo y ganas de pasar un rato relajado y armarse de paciencia. Para algunos puede ser aburrido pero ver a tu ave favorita tiene también su pequeña satisfacción. Otra opción es irte a correr por algunos caminos extremeños donde podrás encontrar sin problemas alguna especie interesante rondando tu cabeza.

Algunas de mis aves favoritas:

Abubilla: imposible de confundir por su cresta, colores y pico largo y curvado diseñado para cazar insectos. Su reclamo es característico.





Abejaruco: de vivos y llamativos colores (muy fácil de observar en Extremadura por toda la región).




Elanio azul, (creo que es definitivamente mi favorita): Rapaz de colores claros azulados, sólo presente en España y Portugal (localmente en Francia) y concentrada principalmente en Extremadura debido a la existencia de dehesas abiertas, arbolado disperso y pastizales (más fácil de observar en invierno).






Cernícalo Primillilla: halcón amenazado que ha sufrido un gran descenso por la constante transformación de sus hábitats de alimentación y lugares de nidificación.




-Buitres: Alimoche (lo distinguiremos por su plumaje blanco



Quebrantahuesos (con más plumas en la cabeza y patas que en el resto del cuerpo y colores anaranjados en pecho y vientre y cola y alas negras, se alimenta de huesos a los que extrae el tuétano dejándolos caer contra las rocas), buitre negro y leonado (que son característicos de mi región).



Otros nombre que me llaman la atención (no meto más fotos para no saturar) son: cóndor, azor, chotacabras, martín pescador, garcilla común, curruca, alcaraván, cormorán, alcatraz, picabuey, guacamayo azul..

En una ocasión tuve la oportunidad de ver en Chile pelícanos en plena faena de captura de pescado y fue algo que verdaderamente me sorprendió.



De Australia me quedo con el Kookabara una buena compañía para tener en tu jardín no sólo por lo simpático de su risa sino porque mantendrá la zona limpia de serpientes.




En imágines estas y otras aves no parecen ni tan grandes ni tan majestuosas, os animo algún día a observarlas en vivo.

viernes, 22 de abril de 2011

Tormenta a las 8 pm

Dos días seguidos con tormentas que han aparecido más o menos a la misma hora. ¿Cómo y por qué se forman las tormentas?

En primer lugar hablaré levemente de la formación de los cumulonimbos (nubes de tormenta). El suelo calentado por el sol, genera corrientes ascensionales de aire caliente. El aire al ascender se enfría y se condensa en vapor de agua. Alcanzando el nivel de condensación se forma un pequeño cúmulo. La nube sigue creciendo, el aire en ascenso es caliente y más ligero que las capas de la atmósfera que atraviesa. Para que se forme el cumulonimbo deben darse temperaturas muy bajas en altura, de esta forma el aire caliente en ascenso más ligero que el aire que se encuentra en su curso de ascenso, sube aún más rápido. Hay una gran diferencia de temperatura entre la “base” (a unos 2000m) y la “cima” (5500m) del cumulonimbo (al menos 24ºC). La temperatura en el interior del cumulonimbo va descendiendo en altura (6ºC cada 1000m). También se necesita humedad para que se desarrolle esta nube pero principalmente debe haber una diferencia de temperatura suficiente (de al menos 21-24ºC) entre las alturas citadas para mantener ascensiones potentes. (Cuando los cumulonimbos alcanzan la tropopausa adquieren forma de yunque. La tropopausa, con temperatura ligeramente más elevada, no permite la mezcla de aire más denso que sube. La inversión de temperatura de la tropopausa hace de techo, desplazándose así las corrientes ascensionales lateralmente dando esa forma característica de yunque).




El cumulonimbo tiene su propia energía mecánica (aunque inicialmente fuera generado por la energía solar). La condensación genera calor y a partir de ahí irá aspirando el aire próximo (y puede que también algún ave o paracaidista desafortunado). Esto ocurre en la parte delantera de la nube, en su parte trasera (zona de lluvia y descenso de aire fresco), el aire se enfría y desciende (se desestructura la nube cuando el descenso de aire supera al ascenso). En la última fase del cumulonimbo, la cima se compone de cristales de hielo que ascienden y descienden dentro de la nube aumentando así su tamaño, cuando son lo suficientemente pesados como para no poder ser sostenidos por las corrientes ascensionales, caen (granizadas). (En un bajo porcentaje de tormentas)



En último lugar, en la nube se da una separación de cargas (colisiones agua-hielo). Las partículas más pesadas (cargadas negativamente) se sitúan el la parte más baja de la nube, las más ligeras (positivas), en lo más alto. Por esto el suelo bajo la nube se carga positivamente. La diferencia de potencial suelo-nube acaba por producir una descarga eléctrica (las cargas eléctricas de signo opuesto se atraen). De la nube surge un trazador hacia el suelo y de prominencias del suelo sale otro trazador hacia la nube, por este canal ionizado tienen lugar la descarga (varias descargas intensas, cuya sucesión provoca la luz parpadeante de duración 0,01-2seg). En ese canal ionizado la temperatura debido a las descargas es elevadísima. El aire sobrecalentado se dilata bruscamente (como en una explosión) produciendo una onda acústica; trueno.
Existen varias clases de rayos; rayo en la propia nube (relámpago), rayo nube-nube (relámpago) o rayo nube-tierra. En este último caso puede que lo haga con un impacto, en 2 impactos o en múltiples impactos (realmente raro).



Espero que nadie me desee nunca.. “que te parta un rayo

(Más información en: Jean-Louise Vallée, Guía técnica de meteorología; Häckel, Nubes; Häckel,Guía de los fenómenos meteorológicos).

sábado, 29 de enero de 2011

Cuando te “adaptas” al sistema.

Y no estoy dotando precisamente de una connotación positiva a la palabra “adaptar”. Es de ser inteligente dicho proceso de adaptación pero no cuando esa “adaptación” conlleva sometimiento o encajar en el hueco para ti destinado sin abrir la boca.
Todo esto surge tras una conversación con un amigo; me comentaba, en referencia a los casos de doping, que debería plantearse seriamente el que se demandara a dichos “culpables” por fraude y de forma personal y directa por aquello que directamente te roba (ya que su plaza o beca se la quita a otro atleta). Llegábamos a la conclusión de la improbabilidad de que se diera tal situación porque nadie sacaría ganas para eso (un caso perdido), a lo sumo algún joven recién titulado, me decía, no alguien mayor ya acomodado. Pero ahora entra aquí mi opinión personal: ¿Realmente, un recién titulado que esta buscando ponerse a trabajar donde sea, de lo que sea pero sin llamar mucho la atención para “ir metiendo cabeza”, va a exponerse a una difícil tarea? Creo que los patrones están cambiando y resulta que es a partir de los 45 cuando muchos empiezan a no tener pelos en la lengua y salirse del molde, aunque creo que quizá ellos nunca lo tuvieron, si bien es cierto que en alguna ocasión no les quedara más remedio que “apechugar” para sacar adelante, no su vida, sino la de los suyos, aquellos que aun aprendiendo a morderse los labios siguen viendo las cosas como son, sin los matices en los que intentan centrar nuestra atención para así desviarla.

A todo esto y sin saber muy bien cómo crear un hilo conductor con el párrafo siguiente, me gustaría centrarme en el trato que recibe una persona sancionada por doping. “No pasa nada”. Se les deja un año sin competir y asunto zanjado. Luego además hasta se les dará un cargo público y jamás se mencionará o no se permitirá que se mencione ese episodio. Y los desalmados seremos los que tenemos la ética de no usar los métodos prohibidos, los que les señalamos por haber estafado en un intento de autojusticia por nuestra parte. Podrán rebajarle a algún culpable la pena y me lo tendré que tragar pero lo que es, es y no intenten convencerme de lo contrario.
Tengo un amigo que tuvo problemas con las drogas, eso si es un problema y a esa gente no se le ayuda lo necesario. Produce rechazo en la sociedad. No se nos puede echar nada en cara (o igual sí), ni sabemos llegar a ese problema ni podemos, fuentes de conflictos.
Un amigo ha luchado duro contra este problema, contra sí mismo por salir del mono y contra la sociedad por buscarse su hueco que finalmente ha logrado y sigue lográndose viviendo al límite cada momento, en revancha a todos esos años que perdió, que la droga le robó. Tuvo una oportunidad y la cogió. Cuento esto porque, a una persona que le ha costado mucho “reengancharse” al ritmo de la sociedad actual, le cuesta trabajo que se perdone su pasado, que actúa como una lápida sobre él. Sin embargo otros delitos quedan impunes y/o perdonados. Por mucho que pudiera haber robado mi amigo en aquellas lejanas andanzas creo que fue bastante menos de lo que muchos “casos de positivo” han robado. Sobre todo es la actitud frente al tema por parte de la sociedad. Apedreamos al yonki mientras que con el que se dopa utilizamos una especie de olvido selectivo. No olvidemos, un dogrodependiente es un enfermo y hay que ayudarle, una persona que se dopa es un tramposo.

Quizá sea lo expuesto demasiado duro y peque de demagógico. No hago alusiones a casos concretos sino a la situación general, al panorama reinante según mi punto de vista. No voy a señalar de por vida a los que hayan cometido estas faltas, ni mucho menos, y no trasciende a lo personal, es profesional. Creo que hay un castigo que cumplir que parece insuficiente y una actitud un tanto difusa ante la materia.

sábado, 8 de enero de 2011

Adiós Ramón (simplemente un pequeño relato).

Silvia apenas acababa de cumplir 8 años. Cada día acudía al colegio en compañía de su hermano que iba 2 cursos por encima de ella, esa era la razón fundamental por la que Darío la obligaba a separarse de él unos cuantos metros antes de cruzar la verja de la entrada.
Esa tarde de martes, poco después de haber empezado la clase de lengua y aún con los juegos de después de comer rondando por su cabeza, llamaron a la puerta. La señorita Úbeda tras haberse excusado por la interrupción de las lecciones y mirando fijamente a la tutora, pidió permiso para que Silvia saliera. Mientras la niña se dirigía hacia la puerta no paraba de preguntarse en qué lío se habría metido porque no recordaba haber hecho algo malo salvo aquella vez que anduvo explorando los jardines vallados de la escuela o aquella otra cuando utilizó el ascensor cuando únicamente se permitía su uso al profesorado o cuando.. y sus pensamientos inmediatamente volvieron a esa tarde de martes al ver a su hermano Darío en el pasillo, esperándola con la cabeza gacha.
-“Verás Silvia..”- Trataba de empezar a explicarse la señorita Úbeda, -.. el señor Ramón.. ya no está con nosotros..-

Darío seguía concentrado en sus zapatos y Silvia reprimía unas lágrimas que no pasarían inadvertidas a la señoría Úbeda. Silvia nunca lloraba, bueno, excepto cuando Darío la llamaba mocosa o cuando se peleaba con ella pero incluso entonces intentaba evitar llorar delante de los mayores, no quería que los adultos no la tomaran en serio. Pidió entonces permiso para ir al baño antes de volver a entrar en clase a recoger sus cosas y así poder disimular el llanto pero a pesar de todo su esfuerzo, sus hipos se iban escuchando mientras recorría los escasos metros que la separaban de su improvisado refugio.

Sólo varios años después de este acontecimiento, Silvia lograría entender por qué sus padres no fueron a recogerlos aquella tarde al colegio y por qué no fueron ellos los que le dieron la noticia. Lo que no logra recordar es dónde pasaron ella y su hermano el resto de la tarde y quien les fue a buscar, seguramente sería uno de sus tíos pero todo aquello quedó borrado de su memoria, todo excepto el recuerdo de una mano, la de Darío que apretaba la suya con tanta fuerza que incluso no podía pensar en otra cosa que no fuera en el deseo de que la aflojase un poco. Sabía que Darío la quería mucho, aunque se burlaba de ella cuando se quedaban solos jamás permitía que otros niños se metieran con ella en el patio y nunca tenía miedo de pelearse con otros incluso más grandes que él, siempre trataba de protegerla pero ahora él también estaba asustado, tanto como ella.

Quizás fue durante ese trayecto cuando Silvia empezó a pensar en Ramón, se dio cuenta de que hasta ese momento no había pensado en él realmente, no había pensado en si a Ramón le dolió o no irse, cuáles habrían sido sus últimos pensamientos o si se habría acordado de ella. Desde que supo lo ocurrido sólo había llorado por lástima hacía ella misma, era cierto que Ramón ya no iba a recoger a los hermanos a la escuela, que ya no iba cargado con sus extravangantes pero exquisitos bocadillos de sardinas, que no jugaban a las damas ni les contaba historietas descabelladas pero aún así sabía que le echaría mucho de menos, era el único al que podía acudir llorando sin tener que fingir ser fuerte cuando Darío la asustaba y ahora ya no estaba. Hacía mucho desde la última vez que fue a visitarle pero es que no le gustaba su nuevo hogar, ya no vivía en su vieja casa de siempre donde se hartaba de jugar sola o con Darío en el zaguán sino que ahora, Ramón dormía en la misma habitación con otro viejecito. Todo eso hacía imposible que Silvia pudiera mantener esa relación especial que habían llevado hasta entonces, nunca estaban ellos dos a solas para que le contara sus relatos, ya no podía mostrarse espontánea porque había más gente delante.

Y así, recordó cuándo fue la última vez que corrió llorando a su regazo y Ramón la alzó y la sentó en su regazo calmándola, fue entonces cuando la llamó Marcela y aunque alarmada por tal despiste, no le corrigió. Ya por la noche, mientras su madre la preparaba para irse a dormir Silvia le preguntó quien era Marcela y por qué Ramón la había llamado así cuando ella era su única nieta, era más, su nieta favorita. Alcanzó a ver un atisbo de preocupación en la mirada de su madre pero ésta trató de tranquilizarla con una excusa. Muy poco tiempo después, el abuelo ingresó en esa residencia a la que Silvia no le gustaba irle a visitar. En una de esas pocas veces, Ramón no la reconoció, hecho que no le pasó inadvertido a pesar de que su padre tratara de salvar la situación susurrándole –“Aquí viene Silvia, su nieta favorita”.
Silvia sintió un escalofrío al recordar ese episodio y se avergonzó del rencor que había sentido ante el hecho de que su abuelo no la reconociera, pensó que ya no la quería. Ahora sin embargo, desearía que siguiera en esa residencia para que ella pudiera irle a visitar cuando deseara, al menos para ir corriendo a decirle que le quería mucho y que siempre siempre sería su abuelo favorito. Ya era tarde y Silvia no pudo despedirse, sus padres no le permitieron siquiera ir al cementerio pues no era ése un lugar para los niños, los niños tenían que divertirse, reír y correr y no estar en lugares en los que nada se les había perdido.

Hoy y todavía, Silvia habla poco de Ramón, quizás por no aburrir a los demás o porque no siempre viene al hilo de la conversación pero sigue conversando con él, a solas, le manda mensajes sinceros desde muy adentro y a veces incluso aparece en sus sueños. Esos días entonces se levantará reflexiva pues el pasado la remueve por dentro pero aún así se sentirá satisfecha de seguir manteniendo vivo a Ramón a través de sus recuerdos.