En mi caso, el pasado fin de semana, transgrediendo un poco las pautas de guardarse y cuidarse para competiciones importantes próximas, decidí viajar a San Sebastian con unas amigas por motivos personales. Un viaje largo, un poco a deshoras, algún recorte en entrenamiento junto con variación de dieta, no suele ser a priori lo más recomendable e idóneo para los deportistas de AR. Sin embargo, yo he encontrado en este viaje la tranquilidad que había buscado en otros y además, por fin una noche de dormir 7 horas seguidas (creo que la causa principal de mi parsimonia a la hora de ponerme a entrenar era resultado del cansancio debido la dificultad de enlazar horas de sueño profundo quizás debido al calor, ruidos o actividad mental excesiva a la hora de ir a la cama).

Ante fines de semana como este, me doy cuenta de que en algunos viajes intento encontrar un cierto estado de ánimo, intento provocarlos aunque estos simplemente aparecen y se disfrutan, no se fuerzan. En San Sebastian me ha pasado algo parecido, he disfrutado corriendo por su playa (la de la Concha), paseando por sus calles y disfrutando de su gente, simplemente hay veces que un lugar te atrapa sin más y esto se siente nada más poner un pie a tierra (también noto si estoy a gusto cuando duermo a pierna suelta). En esas situaciones me resulta muy fácil entrenar, descansada, te sientes motivada para esforzarte al máximo. Por esta razón, como digo, creo que es realmente importante respetar las horas de sueño si no queremos mermar nuestro rendimiento. Firmemente creo que horas de sueño de calidad (=recuperación, descanso, anabolismo) repercuten en un mejor humor y mejor actitud durante el día y ante problemas que solucionarás más fácilmente. Echando la vista atrás, pongamos en mi época de facultad, no entiendo cómo podía dormir una media de 5h los 2 últimos meses de curso o estar 48 h sin dormir por entregar un proyecto, todo esto sin escaquearme ningún entrenamiento. Ahora que ni mi cuerpo ni mi sentido común me permiten tamañas salvajadas y he bajado el ritmo de vida no he vuelto a lesionarme. Solía pensar que al bajar un poco el pistón y darme tregua se resentiría mi rendimiento sin embargo he experimentado que esto no es así y aunque así fuera no me seguiría mereciendo la pena pues la ganancia en salud de vivir más tranquilo compensa la angustia de aprovechar hasta el último segundo de un minuto.